27 octubre 2006

CUERPOS EXTRAÑOS

El artículo de hoy jamás debería haber sido escrito en un blog como este pero no he podido resistir publicarlo. Se advierte que puede herir la sensibilidad del lector. Os voy a hablar de objetos encontrados en los interiores del cuerpo humano que han sido introducidos a través de sus esfínteres y que al no poder sacárselos, o por las razones que sea, acabaron en el hospital. Antes de que me deis una regañina u os llevéis las manos a la cabeza os diré en defensa propia que todo lo que pondré a continuación está publicado en diferentes y famosas revistas médicas. Por otro lado, es un mensaje a los estudiantes de medicina o enfermería de las cosas que podrán encontrarse por el mundo. Estáis avisados por si no queréis leerlo. Hecha la advertencia, vamos allá.
Empecemos por los objetos introducidos vía vaginal.Una mujer de 64 años que se quejaba de incontinencia urinaria y resultó que tenía un tapón de plástico ya calcificado con el paso del tiempo; a otra mujer de 56 años aquejada de hemorragia vaginal fuera del período de menstruación le fue encontrado un trozo de cristal clavado en el fondo de su vagina (¿de dónde habría salido?); otra de 52 años que en medio de un juego sexual su compañero le había introducido dos bolas chinas habiendo podido sacar sólo una de ellas. Pero hay más objetos dignos de mención como huesos, tampones, bolas de billar, termómetros, botellas, vasos, lápices, pepinos, etc.Una mujer de 69 años que tenía una botella que su marido le había introducido hacía 7 años porque no le era posible hacer el coito. Parece ser que se olvidaron y la buena mujer se acordó al poco tiempo de fallecer el esposo. Aunque el más curioso fue el de una mujer de 87 años que murió de forma inexplicable. Al hacerle la autopsia vieron que tenía un brazalete de jade de 6,5 cm de diámetro. Parece que se lo había introducido en los años cuarenta durante la guerra para evitar que se lo robaran. Deberían haberle dicho que acabó hace mucho.Otra mujer que hacía las heces de color negruzco debido a la presencia de sangre, al hacer las radiografías pertinentes vieron que llevaba en el recto un puñado de monedas, la mayoría de 25 pesetas. No debía ser una gran fortuna.Y ahora vamos con los objetos introducidos vía rectal que son mucho más variados.Una publicación en el British Journal of Hospital Medicine nos habla de un hombre de 64 años que ingresó por estreñimiento. Quizás recordando que a los lactantes se les estimula el esfínter anal con la punta del termómetro, se introdujo un hervidor de huevos que funciona en el microondas. Es un aparato de unos 11 cm de diámetro en su punto más ancho. Claro, el estreñimiento no se le pasó; pero lo curioso es que los médicos no pudieron quitárselo con los dedos. Fueron a la sala de partos para pedir ¡unos fórceps! con los que sacaron el aparato como la cabeza de un bebé.Un recluso de una penitenciaría federal de EEUU llegó al hospital, esposado de pies y manos, para ser operado. Los cirujanos, a veces, ponen analgésicos en forma de supositorios y al intentar introducir uno en este recluso vio que algo bloqueaba la acción. Eran nada menos que las llaves de las esposas. El doctor Joel Parlow (el médico protagonista) afirmó como conclusión que "la administración de analgésicos por vía rectal en el quirófano puede tener un beneficio añadido como puede ser su utilidad para abortar un plan de fuga". Los doctores David Busch y James Starling escribieron en una prestigiosa revista de cirugía en 1986 un artículo titulado "Cuerpos extraños en el recto: casos clínicos y revisión extensa de la literatura mundial". Seguro que debe haber más, pero estos, al menos, se divulgaron.Hay casos en que los autores los comentan uno por uno, tales como quien se introdujo dos fluorescentes, media sierra de joyero, una lata de aceite con un trozo de patata (quién sabe si pretendía freírla), un trozo de madera con un cacahuete, el mango de un paraguas con el tubo de una lavativa, todas las cabezas de fósforo de una caja de cerillas (¿un pirómano?), 402 piedras, dos pastillas de jabón, incluso uno que con ayuda de su amante se introdujo todo lo que pilló: unas gafas, una llave de maletín, una pitillera y una revista.En dicho estudio, el número de botellas y tarros de forma diversa asciende a 31 y el de vasos y copas a 12, 7 tipos de bombilla y 6 de tubos. Un individuo se introdujo una botella por el recto con una cuerda atada, pero parece ser que igualmente tuvo que ir a urgencias (¿qué pasaría con la cuerda?).Algunos son glotones, pues se introdujeron alimentos como una manzana (alguno hasta dos), dos plátanos, cuatro zanahorias, tres pepinos, dos cebollas una chirivía, una patata, un salchichón, un nabo y un llantén entre otros. El llantén es una planta medicinal que culmina en forma larga de espiga y tiene propiedades, según dicen, aliviatorias de diarrea y hemorroides; pero hay que especificar que sólo tiene esos efectos cuando se utiliza como infusión para beber. Por otro lado, el paciente lo introdujo con un condón.Algunos son obreros, pues se describen casos de un mango de hacha, diez palos de escoba o fregona, un cuchillo romo (que no tiene dientes), un picahielo, un afilador de cuchillos, dos manos de mortero, una espátula de plástico y una cuchara.También hay de otros tipos como un cirio, unas tenacillas de rizar el pelo, una varilla de hierro, un bolígrafo, un destornillador, un cepillo de dientes, un muelle de alambre, globos, preservativos, dos pelotas de béisbol, una de tenis (las de béisbol, haciendo esfuerzos se puede entender, pero ¿la de tenis con la pelusilla?), un tapón de corcho, un bote de talco, un frasco de champú, una caja de velas, tres cuernos de animales varios, una cadena de oro, dos piedras, el mango de un látigo y hasta (ojo al dato) un rabo de cerdo congelado.Y eso que el estudio fue sólo hasta 1986. Supongo que desde que están las nuevas tecnologías la variedad habrá ido en aumento.Lo que más me hace reír es que hace poco leía que en meneame que los EEUU no han aceptado a trámite una apelación contra una ley del estado de Texas que prohíbe la posesión de objetos que simulen la apariencia de los órganos sexuales como los vibradores, cuando en el listado de todo lo anterior sólo hubo 23 de estos aparatos. Como esto siga así, creo acabarán ampliando dicha ley.Un servidor es un acérrimo defensor de los derechos individuales y del uso que cada uno quiera dar a sus esfínteres; pero quienes hacéis esto, amigos míos, ¿no creéis que os pasáis un poco?
Fuentes: Fernando del Alamo

09 octubre 2006

Internautas

12 pasos del programa de la recuperación para adictos de Web

1. - Tomaré una taza de café por la mañana y leeré mi periódico, antes de ir a la Web.
2. - Comeré desayuno con un cuchillo y tenedor y no con una mano para mecanografiar con la otra.
3. - Me vestiré antes del mediodía.
4. - Haré un intento de limpiar la casa, lavar ropa y planear la cena antes de usar la computadora.
5. - Escribiré una carta a esos amigos desafortunados y familia que son carentes de Web.
6. - Llamaré a alguien en el teléfono con el que no puedo contactarme vía Web.
7. - Leeré un libro.... si es que puedo todavía recordar cómo.
8. - Escucharé las necesidad de otros y dejaré de decirles que bajen la TV así yo podre escuchar la música.
9. - No estaré tentado a buscar el correo durante comerciales de la TV.
10. - Trataré de salir de la casa por lo menos una vez a la semana.
11. - Recordaré que el banco no perdona si me olvido de cuadrar mi chequera.
12. - Por último, aunque no por ello menos importante, recordaré que debo ir a la cama algún día.... que la Web estará ahí mañana y siempre.

07 octubre 2006

Transexualidad

El cambio de género es un proceso largo y complejo que debe ser controlado por profesionales para evitar riesgos físicos y psicológicosCerca de sesenta personas demandan cada año en España un cambio de sexo, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Pero se estima que puede ser mucho mayor la cifra de quienes encierran un alma femenina en el cuerpo de un hombre, o viceversa, una de las mayores fuentes de sufrimiento. El desajuste entre el sexo anatómico y la conciencia del sujeto de ser hombre o mujer es una alteración de la identidad sexual que, en función de los datos de un estudio realizado por la cátedra de Transexualidad de Holanda, se cree que afecta a uno de cada 30.000 hombres y una de cada 100.000 mujeres; un desajuste que requiere un laborioso tratamiento, tenga o no como meta una intervención quirúrgica para cambiar de género. En el proceso, más llevadero desde que el pasado 30 de junio el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de Ley de Identidad de Género, deben intervenir profesionales de diversos campos de la Medicina (endocrinólogos, psiquiatras y cirujanos plásticos) que asesoren al transexual.Origen multifactorialHasta hace pocas décadas la sociedad no empezó a ver con normalidad la existencia de transexuales. Sin embargo, la transexualidad no es un fenómeno actual sino que existe desde la antigüedad, y en diferentes culturas. Según la Organización Mundial de la Salud el transexualismo –denominación utilizada desde 1940- es el deseo de vivir y ser aceptado como un miembro del género opuesto, por lo general acompañado por el deseo de modificar mediante métodos hormonales o quirúrgicos el propio cuerpo para hacerlo lo más congruente posible con el género preferido. Así lo indica también Marifé Bravo, responsable del servicio de Psiquiatría del hospital universitario La Paz, de Madrid, quien asegura que es una alteración de la identidad sexual en la que no existe coincidencia entre el sexo anatómico y el sexo al que un individuo se siente pertenecer. Aunque en Medicina se incluye como trastorno, Bravo aclara que no se trata de un trastorno mental en sí mismo, sino que es tratado como tal debido a las complicaciones psicológicas que presentan estos pacientes, especialmente antes de comenzar el proceso de reasignación.No es un trastorno mental pero es tratado como tal debido a las complicaciones psicológicas que presentan estos pacientes El origen de la transexualidad puede ser biológico, ya que se ha demostrado la existencia de diferencias en ciertas estructuras cerebrales entre personas de diferente orientación sexual. Un estudio reciente en el hipotálamo de seis transexuales de hombre a mujer ha demostrado que el núcleo basal de la estría terminal es más pequeño en los transexuales que en los hombres heterosexuales y homosexuales. La transexualidad, como señala Bravo, podría originarse también durante la etapa fetal, en la que una alteración da lugar a que el cerebro se impregne hormonalmente con una sexualidad distinta a la genital. Pero la psiquiatra insiste en que, además, la educación e influencia ambiental en la infancia o la pubertad pueden determinar la conducta y la orientación sexual del adulto.APOYO LEGALLos avances de la medicina puestos al servicio de las necesidades de los transexuales no bastan. Hace unos días se produjo el primer enlace entre transexuales. En este caso, entre dos transexuales y dos compañeros de prisión. Este acontecimiento ha sido posible gracias a los cambios producidos en la ley, que permite la unión entre personas del mismo sexo. Pero asociaciones de transexuales como Colega esperan la llegada de la ley de Identidad de Género, que permitirá a los transexuales ser hombres o mujeres en función de su sentimiento y cuyo proyecto fue aprobado en el Consejo de Ministros del pasado 30 de junio. Porque, además de contar con soluciones médicas, tener la ley de su parte es fundamental para la normalización de los transexuales, según indican desde Colega.La Ley de Identidad de Género, que hará posible que la documentación refleje la verdadera identidad de los transexuales diagnosticados aun sin pasar por el quirófano, resolverá numerosas situaciones de discriminación y marginalidad, como la discriminación laboral, la transfobia, el acceso con naturalidad a los servicios públicos, los impedimentos legales, e incluso el rechazo familiar, al constatar que se trata de un fenómeno normal. Se trata de un aspecto que llega con retraso respecto a otros países de la Unión Europea (Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Holanda), pero que permitirá la seguridad jurídica para cientos de personas hasta ahora sin amparo, los transexuales diagnosticados.El proceso de cambioQuienes padecen el llamado Trastorno de Identidad de Género son conscientes de la disociación entre su cuerpo y sus sentimientos desde la infancia, alrededor de los cinco años, según explica la psiquiatra Bravo. Desde entonces, se suceden los problemas de adaptación, la sensación de rechazo y, sobre todo, acumulan grandes dosis de sufrimiento, como señalan desde la Unidad de Trastornos de Identidad de Género de Asturias. Todo ello puede llegar a su fin cuando consiguen aunar cuerpo y alma, su aspecto físico con su verdadera identidad sexual, lo que consiguen en última instancia gracias a las intervenciones de cambio de sexo, que en España se realizan gratuitamente desde marzo de 2000 en el hospital Carlos Haya de Málaga.El centro tiene previsto duplicar los quirófanos que destina mensualmente a operar a pacientes transexuales en 2007, pasando de cuatro a ocho, debido al elevado número de pacientes. Una de las razones para este incremento es que, aunque existen unidades de Trastorno de Identidad de Género en comunidades autónomas como Extremadura o Asturias (que financian la intervención), sólo se opera en el centro malagueño, una intervención que ronda los 18.000 euros en los centros privados. Las estimaciones de prevalencia de Trastorno de Identidad de Género en España, representan un total de 2.087 transexuales (1.480 de hombre a mujer y 607 de mujer a hombre), cifra obtenida tras la extrapolación de los datos del estudio realizado por Bakker, Van Kesteren, Gooren y Bezemer en Holanda y considerando sólo a la población mayor de 15 años. Los expertos aseguran que de este número, y tras el adecuado proceso diagnóstico, serían candidatos a cirugía un máximo de 400 personas.Quienes padecen Trastorno de Identidad de Género son conscientes de la disociación entre su cuerpo y sus sentimientos desde la infancia Antes de llegar a dar este paso, sin embargo, es preciso pasar por un largo proceso, en el que se debe acudir a profesionales, ya que la automedicación con esteroides sexuales incrementa el riesgo de efectos adversos. Para llegar a la cirugía hay que seguir un protocolo establecido, un proceso que suele durar dos años, pues el autodiagnóstico y el deseo para una reasignación de sexo no pueden tomarse como verdaderos indicadores de transexualidad y, teniendo en cuenta que las terapias hormonales y las intervenciones quirúrgicas suelen ser irreversibles, es necesario realizar un cuidadoso diagnóstico.En primer lugar se desarrolla un proceso de valoración en el que la función del psiquiatra es fundamental. Tras la consulta psiquiátrica entra en juego el endocrinólogo, responsable de producir los cambios de atributos sexuales en los pacientes mediante la hormonación, la prescripción de hormonas capaces de inhibir el vello en los hombres o incrementar el tamaño de sus mamas. La psicoterapia acompaña todo el proceso para ayudar a la persona transexual a ir asumiendo su nuevo rol y su nueva identidad sexual, «una realidad que supone una liberación para ellos», señala Bravo. Por último, se realiza la intervención quirúrgica de cambio de sexo, al que opta cerca de un 50% de transexuales según estima la psiquiatra de La Paz, ya que muchos temen perder sensibilidad a la hora de mantener relaciones sexuales, y la cirugía no puede asegurarla al 100%. Tras el cambio de sexo, lejos de lo que pudiera parecer, los pacientes dejan de necesitar apoyo psicológico ya que según comenta Bravo, «al fin tienen lo que deseaban y ya no existen desajustes».La intervenciónLa cirugía de reasignación de sexo es el proceso quirúrgico al que recurren los transexuales para armonizar su sexo anatómico con su identidad sexual. Habitualmente se centra en los genitales (cirugía de reconstrucción genital), en la que se realizan operaciones como la vaginoplastia o la faloplastia. Pero también existen operaciones no genitales, como cirugía facial o la mastectomía. La intervención para reasignación de sexo, que forma parte de un tratamiento multidisciplinar, no puede realizarse sin antes ser diagnosticado, para lo que se evalúa que el paciente muestre disconformidad y repugnancia a su sexo anatómico junto a un sentimiento de larga duración de pertenecer al sexo opuesto durante al menos dos años, y un deseo de cambio de sexo para poder vivir en un rol del sexo opuesto. Además, debe haber ausencia de comportamientos homosexuales, de anormalidades físicas y de etiología esquizofrénica.La cirugía de reasignación de sexo habitualmente se centra en los genitales realizándose operaciones como la vaginoplastia o la faloplastia En el caso de que un paciente se someta a una intervención quirúrgica, cirugía que está valorada en cerca de 18.000 euros, debe ser ingresado el día anterior a la cirugía, cuando se le administrará una preparación intestinal y profilaxis antibiótica. Para poseer el aspecto de mujer, la operación más frecuente a que se somete un varón es la vaginoplastia, que consiste en realizar injertos cutáneos en los que se coloca la piel invertida sobre un molde ligero que se introduce en una neovagina disecada. En el caso de que una mujer desee ser transformada en hombre, se suele realizar la faloplastia, que consiste en la construcción de un pene, y se realizó por primera vez en 1936. La microcirugía ha permitido que se usen tejidos bien vascularizados, y en 1984 Chang y Hwang lograron darle una función semieréctil. En la actualidad se ha conseguido incluso aportar sensibilidad erógena al neofalo.Como toda operación, que en este caso además es delicada y compleja, la cirugía de reasignación de sexo tiene sus riesgos. Las complicaciones que se producen más frecuentemente en la vaginoplastia son la retracción y la estenosis (estrechamiento de un conducto), más importante en los injertos parciales y, en ocasiones, la aparición de úlceras. En la cirugía que transforma físicamente a una mujer en hombre, los principales problemas son los relacionados con el tracto urinario y con las prótesis de pene.LAS MUJERES SE ADAPTAN MEJORSon menos, pero más convencidas. O, al menos, tienen más facilidad para adaptarse a su nueva identidad sexual tras pasar por el quirófano. La responsable del servicio de Psiquiatría del hospital universitario La Paz, de Madrid, así lo asegura e indica la diferencia de cifras: uno de cada 30.000 hombres se siente mujer mientras que es una de cada 100.000 mujeres la que se reconoce como hombre. Estas cifras serían mucho mayores a tenor de un estudio realizado por el Instituto Clínico de Psiquiatría y Psicología Clínica del hospital Clínico de Barcelona, que estiman que la incidencia es de entre 0,14 y 0,17 por cada 100.000 habitantes; uno de cada 11.000 varones se siente mujer, y una de cada 30.000 mujeres querría vivir como hombre.Aunque no existen estudios que puedan explicar el porqué de la mejor adaptación de las mujeres a su nueva condición de hombres tras la operación de reasignación de sexo, la psiquiatra aventura que podría tratarse del tipo de vida que unos y otras llevan tras la intervención quirúrgica. Mientras las mujeres que pasan a ser hombres suelen llevar una vida discreta, una gran parte de los hombres que se sienten mujer forman parte del mundo del espectáculo, que genera más estrés y ansiedad.
Fuentes:
Dr. José Manuel Ferrer Guerra