12 marzo 2006

La letra con sangre entra

Las relaciones amorosas crean dependencia similar al abuso de dorgas
Una mujer maltratada por su marido y que, pese a ello, no rompe la relación puede que sufra una dependencia parecida a la que crean los estupefacientes, generada por sustancias neurotransmisoras que se generan en su cerebro cuando está junto a su pareja y cuya ausencia le provoca síndrome de abstinencia.Esta dependencia 'sentimental' será objeto de estudio en las Jornadas sobre Dependencias Sentimentales que el director gerente del organismo autónomo municipal Madrid Salud, José Manuel Torrecilla, inauguró en el Círculo de Bellas Artes, organizadas por la Fundación Espiral.Según Torrecilla, la dependencia no siempre es patológica, ya que 'para que podamos considerar una dependencia objeto de tratamiento tiene que causar daños al individuo' que la padece'.'El amor puede causar dependencia, como las sustancias químicas, pero si no causa daños, es un proceso normal', dijo a Efe. 'En el amor hay implicadas unas sustancias neurotransmisoras implicadas también en las dependencias de drogas de abuso'.Cuando se está enamorado, como cuando se consumen drogas de abuso, el cerebro genera sustancias como la serotonina y las endorfinas: 'Estas últimas, precisamente, también ejercen su acción sobre receptores opiáceos', agregó Torrecilla, 'por lo tanto, ante el desamor, aparece el síndrome de abstinencia'.Las 'identidades neuroquímicas claras' entre las dependencias de la heroína u otras drogas y las dependencias sentimentales son las que han llevado a la fundación Espiral a organizar estas jornadas: 'Nos permitirán abordar desde un punto de vista multidisciplinar estas situaciones para darles tratamiento cuando son patológicas'.El síndrome de abstinencia cuando se rompe una relación sentimental es algo 'normal, fisiológico', según Torrecilla; 'el problema patológico surge, por ejemplo, con el maltrato: el ejemplo es el de la mujer que no puede romper con la pareja que le pega'.'En el maltratador, además de una dependencia que puede haber o no, existe una concepción psicopatológica, de propiedad, sobre la mujer; la mera dependencia no es criminal, sólo perjudica al individuo que la padece'.Pero una pareja puede permanecer unida durante décadas: es el apego: 'el apego es la fase que viene después del enamoramiento y genera los mismos neurotransmisores que la pasión, pero en menores dosis'.Y su ausencia también provoca síndrome de abstinencia: 'Entonces nos procuramos un objeto, una foto, algo que nos recuerda al objeto amoroso real, y segregamos las mismas sustancias, pero atenuadas', añadió.Otra dependencia sentimental es la que sienten mutuamente padres e hijos: 'Es un mecanismo útil para la especie, es un instinto de proteger a nuestros hijos a veces hasta agobiarles, pero no es un fenómeno que tenga aristas para limar: es natural, positivo e incluso cohesiona a la sociedad', afirmó Torrecilla.Esta dependencia 'tiene una mediación hormonal parecida a la del enamoramiento, con base genética y neuroquímica: no sólo nos gustan nuestros niños, sino que sentimos ternura hacia cualquier niño e, incluso, hacia los cachorros de otras especies'.De hecho, entre no pocos dueños y sus mascotas se crea una dependencia similar que, según Torrecilla, 'también tiene seguramente una base genética, no en vano hemos convivido con ellos miles de años'.Dependencias por los objetos sí pueden ser patológicas, como en aquellos casos en que las personas dependen de amuletos y no se pueden separar de ellos, algo que se da en algunos casos de trastornos neuróticos, fenómeno distinto del de la dependencia sentimental, y del apego que muchos niños tienen hacia un objeto familiar que llevan a la guardería para sentirse como en casa.Para superar el 'síndrome de abstinencia', según Torrecilla, 'hay fármacos' porque al final, como se ve, 'somos química', pero 'no es bueno estimular esta medicalización de la vida; hay que aprender a superar la frustración y dejar de pensar en situaciones normales de la vida como procesos patológicos'

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